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¿Porqué este libro? Un sinnúmero de razones me han llevado a emprender esta compilación. La más inmediata es el cumplimiento de los deberes de funcionario público. Dado que desempeño el cargo de director del Instituto Superior de Urbanismo, Territorio y el Ambiente en la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, pensé: ¿Al fin de cuentas, de qué están hechas las ciudades? Y me respondí: en muy apreciable medida, de casas. Por lo tanto, casas y ciudad son las dos caras de una misma moneda. Las casas enmarcan el espacio público, y a la vez son el espacio privado, donde se consuman los ritos, los sacramentos del habitar. Del total de metros cuadrados edificados en la ciudad, 62% corresponde a casas. ¿Ocurrirá lo mismo en otras ciudades?

Bueno, ya ven, apenas unas pocas líneas y ya se presenta una provocación para saber más, para querer investigar, una pequeña invitación a pensar.

Sé que alguien me corregirá en nombre de la jerga técnica, advirtiéndome que se dice “vivienda”, o “residencia”.Me parece que nombrar las casas con esas palabras es tan desubicado como llamar progenitora a la madre. Casa y madre pertenecen a la misma categoría primaria y entrañable. Además, ¿cómo se identifica nuestra profesión?

Cualquier persona de la calle nos contestará que los arquitectos son los que hacen las casas.

Otra cantidad de razones se entrelazan con lo autobiográfico. Los profesores invitados a enseñar en el Departamento de Arquitectura del Instituto Politécnico Federal Suizo de Lausana, deben, tradicionalmente, pronunciar una conferencia magistral dentro de un ciclo especial de esa escuela.

Cuando me llegó el momento de asumir ese honor, el tema que elegí fue: «Buenos Aires, bromas y Borges aparte».

El tener que hacer el cuento de Buenos Aires ante tal público me obligó a echar una mirada a mi ciudad con los ojos del asombro; desde entonces vengo puliendo y aumentando mi versión de esa historia. Lo hice en muchas clases teóricas y, recientemente, revisando viejos papeles para responder al desafío de un colaborador que me dijo que yo debería hacer un libro,me di cuenta de que casi todos los textos, aparentemente muy distintos, eran, al fin y al cabo, el mismo cuento.

Hace muy poco respondí a la invitación de dar una conferencia acerca de tipos arquitectónicos de Buenos Aires, en el curso de posgrado del profesor Rafael Iglesia con una perorata de dos horas. Debí aceptar que el tema de las casas de Buenos Aires era mi idea fija, y que cuando me oprimían la tecla “play” la única manera de hacerme callar era, o mediante un golpe en la cabeza con un caño de plomo o, menos cruentamente, como ocurrió en esa ocasión, por el natural agotamiento de la audiencia.

Ya puesto a tratar de convertir mis extensos apuntes en un libro, me di cuenta de dos cosas: la primera es que no sabía lo suficiente para ello; la segunda es que estaba rodeado de quienes sí sabían, porque de cada tema que pensaba que debía tratar el libro de marras, tenía un amigo al que le pasaba lo mismo en términos de ideas fijas y teclas “play”.

A lo largo de mi vida profesional, comenzada con el Grupo OAM y compartida luego con mis socios Mario Gastellú y Carlos Marré, en un estudio profesional que perduró 25 años y se enriqueció con numerosos colaboradores y asociados, me tocó proyectar muchas casas, y ver construidas muchas de ellas que, para bien o para mal, hoy forman parte del paisaje urbano. En esta carrera tuve una relación íntima con el tipo casas de departamentos entre medianeras en lotes de diez varas, con patios interiores, que disfruté o más bien sufrí; también construimos algunas torres, y un barrio de 800 viviendas en la Ciudad de Neuquén, en el marco del Plan VEA del Banco Hipotecario Nacional. La apertura democrática de 1983 me llevó a una alta silla en la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, y luego a otra semejante en la Comisión Municipal de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Mi duración en ambas sillas fue breve, pero me sirvió para conocer y pensar la construcción de casas por el sector público.

Me resulta imposible pronunciar de corrido las palabras “viviendas de interés social”, porque es ponerles un estigma intolerable a estas pobres casas, que ya bastante castigadas están con los topes de superficie impuestos (tal vez porque los pobres son más chiquititos) y otra vez “casa” es la palabra adecuada.

En cuanto a negociar con amigos que han pensado y saben más que yo, acerca de cada tema específico, ya había tenido una experiencia previa desde el ISU, con la recopilación de textos de autores varios que se publicó bajo el título “El Río de la Plata como territorio” otro enorme tema íntimo de Buenos Aires, pero que había permanecido inédito ante nuestra porteña indiferencia, hasta 2002. Una vez editado, formó un corpus valioso tanto por los conocimientos nuevos que aportó, como por la arquitectura de esos nuevos conocimientos compilados. Al leer “Buenos Aires 400 años”, de los Romero, padre e hijo, también pude ver que en obras de este formato se acumula una bibliografía portentosa.

Para nada descarto -antes que ello es lo que más querría- que una vez echado a rodar este rico tema, se concreten otros libros posibles. Seleccionar los capítulos incluidos nos hizo dejar de lado otros igualmente valiosos y, lo que fue más doloroso, otros tantos autores. Espero no haberme equivocado tanto, gracias a la ayuda de los que sí subieron a bordo.

Hay poca producción de teoría de la arquitectura en lo que a casas se refiere. Esta es otra de las respuestas, y de mayor importancia, a la pregunta “¿por qué este libro?” ¿Qué mejor ocasión para reflexionar y deducir un corpus de conclusiones teóricas que la de recorrer y auditar el comportamiento de toda la producción de casas que hoy conviven en Buenos Aires?

La inmensa mayoría de las casas de la ciudad han sido autoconstruidas o se deben al emprendimiento privado con fines de lucro. En la primera época de las casas de departamentos, surgieron de capitalistas que buscaban asegurarse una renta.

En el resto de los casos, se construyeron para vender, con la esperanza de obtener un beneficio entre costo y venta. Como es lógico deducir, ese esquema dejó sin atender a muy grandes sectores de la población, cuyos medios económicos no les permitieron -ni les permiten- llegar a una vivienda en condiciones de mercado.

El sector público ha intentado resolver este problema, y distintas instituciones se han sucedido en el tiempo, desde la Comisión Nacional de Casas Baratas, hasta el Banco Hipotecario Nacional y el actual Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI).

Las soluciones siempre corrieron muy a la zaga del problema; desde el hacinamiento en conventillos céntricos a principios del siglo XX, hasta la proliferación actual de las “villas miseria”.

Sin embargo, hemos querido cerrar la compilación con una nota optimista: la experiencia exitosa del Conjunto Monteagudo, construido por la Cooperativa de Vivienda Movimiento Territorial de Liberación (MTL) en el barrio porteño de Parque Patricios, con apoyo crediticio del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires.

El estudio en profundidad de la experiencia de Parque Patricios debería, tal vez, hacer reflexionar a más de un colega inventor de nuevos tipos de “vivienda de interés social”, basados en su conocimiento de “cómo vive la gente”.

Tal vez esos conocimientos requieran ser validados con urgencia, o tal vez la “gente” no quiere “viviendas de interés social” sino simplemente, casas como las de todo el mundo.

LA CIUDAD DIBUJADA. LAS PARTICIONES
Alberto de Paula

LA CIUDAD CONSTRUIDA. LA CIUDAD DE LOS PATIOS
Rodolfo giunta / María Rosa Gamondés

UN CAMBIO COPERNICANO
Juan Manuel Borthagaray

PALACIOS, PALACETES, GRANDES RESIDENCIAS
Lucía E. Calcagno / Marta E. Feijoo / J. M. Borthagaray

PETIT HOTEL: HACIA UNA DEFINICION TIPOLÓGICA
Arq. Bellucci / Hugo Portantiero

HABITAR FUERA DEL CENTRO: QUINTAS, CASERONES Y VILLAS
(la ilusión del verde)
Gustavo A. Brandariz

HABITAN LOS INMIGRANTES
Jorge Ramos de Dios

LA CASA CHORIZO
Aquiliano Gonzalez Podestá

LOS DEPARTAMENTOS
Juan Manuel Borthagaray

EL REVÉS DE LA TRAMA
Rolando H. Schere

NORMAS Y FORMAS: REGULACIÓN Y TIPOS EN BUENOS AIRES
Fernando Diez

SOBRE EL PAISAJE URBANO DE BUENOS AIRES
Alfonso Corona Martinez

VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL: ¿ CASAS PARA LA GENTE?
Alicia Gerscovich / Oscar Lagües Obregón / Andrés Maidana

EL PARQUE HABITACIONAL SOCIAL EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
1905-2002
Renée Dunawicz / Teresa Boselli

BUENAS PRACTICAS DE HABITAT SOCIAL. EL CONJUNTO MONTEAGUDO DEL MTL
Alicia Gerscovich / Jorge Tellechea. Colaboración: Oscar Lagües Obregón / Andrés Maidana

UN HOMENAJE A LA MANZANA PORTEÑA EN PUERTO MADERO
Juan Manuel Borthagaray

habitar frente
habitar contratapa